Estimado Javier,Espero que al recibo de la presente te halles bien. Hoy se cumple un año de tu partida, la verdad es que te echamos de menos, pero seguimos en la lucha diaria. Francamente, fue difícil el descubrir que habías tenido que salir urgentemente y sin tiempo para avisar a nadie, pero a veces las cosas, sencillamente pasan, nada podemos hacer por evitarlo.
Por aquí andamos todos bastante bien, ya sabes, esto no es fácil, pero tal y como te dije en su día ¡Quien dijo miedo habiendo hospitales! , debo de reconocer que añoro profundamente esas charlas de confesiones que teníamos, o esos planes que han quedado -de momento- aplazados, aunque como bien sabemos, hagas lo que hagas el sol saldrá por la mañana, sí o sí, je, je, je, ya sé que lo del sí o sí te resulta muy gracioso, pero no puedo evitarlo, ¡es mi carácter!.
No debes de estar preocupado, has hecho bien tu trabajo, nos has dejado a todos un buen legado y creo que sabremos hacer honor al mismo. Aunque hay días mejores y días peores, seguimos hacia delante.
Todos nos entristecimos al saber de tu marcha, sin embargo, en mi caso personal, tuve una extraña sensación de felicidad, había podido compartir cosas contigo, habíamos hecho algún que otro plan, y nos seguimos debiendo no se cuantas copas, y no se cuantas cenas. Es un honor el conocerte y el tenerte como amigo; en tu nuevo destino estoy convencido que harás la misma gran labor que hiciste con nosotros, por nosotros y para nosotros, tal es la grandeza y generosidad de tu corazón.
Querido Javier, con lágrimas en los ojos -no sé bien si de la emoción, de la alegría que me produce el sentirte cerca, o de la tristeza de saber que estás tan lejos, o quizás, de todo a la vez-, con esta emoción quiero decirte que aunque estés tan lejos, para nosotros sigues aquí al lado, caminando juntos, como hacen los buenos amigos.
Te enviamos un gran y afectuoso abrazo
Tus amigos
Daniel y MARA
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